2015 fue el año en que el running se volvió mi terapia, desde ese año no lo solté; corría donde podía, solo eramos mis audífonos y yo contra el mundo.
En un año la vida me ha enseñado más que en todos mis 30 y tantos años, aún recuerdo ese marzo del año pasado acompañado de un diagnóstico de artrosis de rodilla, a eso se debía ese maldito dolor al correr; para ser sincera no me preocupaba ya no correr, creo que lo que más me preocupaba era ¿y ahora como voy a drenar mis emociones? Si para mi el ir tratando al ritmo de la música era como un curita para el alma, era ir soltando cosas paso a paso, o bien esas endorfinas en mis días felices.
Pero como todo en esta vida, todo pasa, "uno se adapta a todo menos a no comer" dice mi madre, así que yo adopté la natación y el gym, siempre he dicho no hay mejor terapia para todo mal, que el ejercicio y para todo bien también. La artrosis se me olv
idó por unos meses, todo parecía estar bien, pero algo ya no cuadraba en mí y no era la artrosis, no era la falta de correr, era yo, era una incomodidad que sentía conmigo misma por estar viviendo una vida donde me había olvidado de mí, del amor propio y el respeto que me debo, de confiar mis sueños en otras manos, de olvidarme de los anhelos de mi corazón, pero sobre todo en la promesa que Dios y yo nos hicimos hace casi 10 años, cuesta mucho reencontrarse, cuesta mucho comprender "el amiga date cuenta" desde el amor, pero aquí es donde nos tenemos que enfocarnos y preguntarnos ok, amamos pero ¿dónde está el amor hacia nosotros, hacia lo que queremos, lo que nos pertenece, nuestra esencia?.
La pregunta aquí seguía siendo ¿cómo drenamos tanto sentimiento? La artrosis me enseñó que uno se reinventa , que uno tiene que salir de zonas de confort para reencontrarse con su esencia, incluso para encontrar otras pasiones, otras formas de sentirse más libre, más ligero. Hasta hace unos días me cayó el 20, me hice consciente del valor que muchas veces uno deja a un lado por enfocarse en el valor de otros y de otras cosas, me cayó el 20 de que vamos descuidando y olvidando tanto lo que somos, lo que amamos por querer encajar en lugares y personas donde no cabemos y hasta nos achicamos.
Hoy te digo, vida aquí estoy; con artrosis de rodilla, con curitas en el corazón, con subidas y bajadas de peso, con emociones que van fluyendo, con miedos e inseguridades, pero entendiendo con calma, ya sin prisa, sin querer que me sorprendas, abrazando los procesos, pero con la fe de que sin duda, hay algo más para mí, que cuando Dios y tú lo quieran se que lo voy disfrutar, porque me has preparado tanto en estos años, me has entrenado tanto que todo lo que venga llegará en la edad y madurez perfecta para poder decir Gracias por la incomodidad del dolor que me hizo ser lo que soy.
Comentarios
Publicar un comentario